La revisión de los Principios para una supervisión bancaria eficaz de Basilea (en adelante, por sus siglas en inglés, “Basel Core Principles for effective banking supervisión” o “BCP”), iniciada en 2022, recoge mejoras en temas de supervisión y regulación bancaria y responde a cambios estructurales desde la última actualización de los BCP en 2012. Este Informe, describe los cambios incorporados en la nueva edición de los BCP y resalta temas tales como aquellos riesgos que van más allá de los riesgos financieros, el reforzamiento de los aspectos macroprudenciales de la supervisión, la promoción de la resistencia operativa y el mejoramiento del gobierno corporativo y de las prácticas de gestión de riesgos (en adelante, “el Informe”).
Los cambios introducidos en los BCP (2024) son englobados en ejes temáticos que abordan aspectos clave para el fortalecimiento del sistema de supervisión e introducen un conjunto de riesgos asociados a la nueva era de desarrollo económico sostenible y cambios tecnológicos. Algunos de estos ejes representan un cambio significativo en la concepción de la regulación financiera a nivel mundial, ya que promueven la inclusión de aspectos de sostenibilidad para dar mayor visibilidad a la mitigación de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza (en lo adelante, por sus siglas en inglés, “ESG”) que impactan la estabilidad financiera.
Frente a estos nuevos desafíos a los cuales se enfrenta el sector financiero los BCP cumplen un rol primordial en el reconocimiento de estos nuevos riesgos y, por consiguiente, en la promoción de criterios de sostenibilidad y resiliencia, para que el sistema financiero sea más robusto para administrar los riesgos de los problemas ambientales, sociales y tecnológicos, incorporando así lineamientos para gestionarlos de manera efectiva.
La finalidad del Informe radica en entender el soft law como un avance o extensión del hard law. Existe una obligatoriedad fáctica en el soft law, aunque técnicamente las normas blandas no son normas jurídicas vinculantes, antes de ser incorporadas en la legislación nacional. En la práctica, el soft law es observado por los países, principalmente los mercados emergentes, gracias a una serie de incentivos derivados de la disciplina de mercado y de incentivos oficiales. La disciplina de mercado presiona hacia el cumplimiento de los estándares del soft law en la medida en que los inversionistas y los calificadores de riesgos invierten más en y califican mejor a aquellos países que cumplen con estos estándares y buenas prácticas. Los incentivos son variados. De esta forma, por ejemplo, están las listas negras como la relativa a lavado de activos preparada por la Financial Action Task Force o la lista de paraísos fiscales preparada por el Foro de Estabilidad Financiera.